MI PINTURA,
UN AUTORRETRATO,
SIMPLEMENTE VERDADERO.
Guido, DutyGorn, nacido en Milán en 1980, es la figura más polifacética de la escena artística milanesa. Su producción no se limita a obras sobre lienzo, también se desarrolla en composiciones tridimensionales, murales y actuaciones en directo que expresan un arte inmediatamente reconocible, vital y claramente delineado, tanto en el estilo como en los temas representados. Sus obras se exponen en galerías de arte y espacios institucionales de varios países del mundo.

La pintura y el estilo de DutyGorn son la representación de la elegancia sensual, la belleza y la pintura urbana, representan el arquetipo de los valores actuales de la vida contemporánea, simbolizan el prestigio, el lujo, la calidad y la belleza y encarnan la inmediatez y el dinamismo del entorno metropolitano, mostrándonos el mundo, las personas y la belleza urbana con mordaz inmediatez, frescura y contemporaneidad. Los elementos de la cultura pop reinterpretados por el artista se convierten a su vez en marcas con los mismos elementos femeninos y masculinos. La conexión con Warhol es innegable.
Las perspectivas y la atención se centran en las partes de los rostros, desencadenando sensaciones sensuales en la imaginación del espectador, captándolo en lo más profundo de su ser. El placer que dan los sentidos es la expresión misma del placer en los rostros, en los que el pelo aparece a veces casi arañado, captando dinamismo, encanto y energía.
Los temas también tienen que ver con la materia: los espacios, los edificios y toda la atmósfera urbana, que visten el arte de DutyGorn como una prenda natural, adquiriendo y resaltando sus formas y su dinamismo. Las sensaciones y el impacto que proporciona la descomposición prismática de los colores, se combinan en formas, estructuras y matices de sabor hipnótico, que son utilizados por DutyGorn para crear una relación única entre la obra y el espectador, un diálogo perceptivo inconsciente que encarna el espejo con el que enfrentarse a la percepción íntima de uno mismo y de los demás, hasta el punto de reinventar y redefinir los espacios que nos rodean.
Gracias al poderoso atractivo perceptivo de la luz, que tiene un predominio compositivo sobre los rostros pintados y los espacios metropolitanos, las emociones cobran vida, dando color a la realidad, traspasando la pared y la obra, para envolver al observador y su imaginación en una visión que abre la puerta al mundo del artista.
TRABAJO